Olvidar

Cerró los ojos. Se la llevó con el pensamiento hasta el claro de un bosque encantado  que había dibujado para ella. La ató con delicadeza a un hermoso  árbol.  “Tienes que quedarte aquí. He de olvidarte. Te amo”.  Sin mirarla, echó a correr y se perdió en el bosque dejándola atrás.  Abrió los ojos.  Era verdad.  Ella ya no estaba. Pero él tampoco. Se había ido a buscarla. ©

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