Veo un pájaro. Posado. Y tras él, de fondo, el mundo.
Sus flacas patitas parecen sostenerlo. Aunque, en realidad, está suspendido sobre la nada.
Mira a lo lejos a través del aire, a través de la vida, a través del sueño.
Mi presencia parece serle indiferente. Mientras no me mueva.
-No te vayas-, le dice mi mirada.
El pájaro echa a volar. Surcando el aire, la vida, el sueño. Con sus alas de papel.
Pero volverá.
Ha dejado sus flacas patitas sobre la barandilla. Y tras ellas, al fondo, el mundo espera.©