Temblando, toqué a la puerta de mis miedos. Estaban en casa. Podía oír sus tenebrosas letanías reptando hacia la entrada. Acercándose. Pero no me abrieron. Temían que me atreviera a mirarles a los ojos. Eché la puerta abajo. Y no había nadie.©
Temblando, toqué a la puerta de mis miedos. Estaban en casa. Podía oír sus tenebrosas letanías reptando hacia la entrada. Acercándose. Pero no me abrieron. Temían que me atreviera a mirarles a los ojos. Eché la puerta abajo. Y no había nadie.©